Llegado el momento,
ya no saltan las palabras,
las retengo en paciente espera,
esperando el momento.
Llegado el momento,
el olvido no recuerda
y la paciente espera
es un momento infinito.
Llegado el momento,
quisiera medir mis palabras,
porque el pensamiento preciso,
me asusta y me da miedo.
Llegado el momento,
la comparación es refutable,
pero el silencio me pierde,
y yo mismo me olvido.
Llegado el momento,
que ya pasó por cierto,
me encuentro abatido
y rodeado de imprecisos momentos.
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