Aún, oigo tus gemidos, escandalosos, profundos.
Aún, huelo en mis sabanas el frágil aroma de tu sexo.
Aún, mis dedos guardan celosamente en su memoria tu piel.
Aún, en mi recuerdo, saboreo el dulce y trémulo calor de tus pechos.
Será por eso, que vaya donde vaya,
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