Cuantas palabras corretean,
cuantos silencios que mueren,
cuantos volver a empezar.
Te sentaría en un cadalso,
te acusaría,
te sentenciaría,
y la pena sería volver a empezar,
para que aprendieras del pasado
y aprovecharas la verdad.
Pero no hay forma de volver atrás,
ni cadalso en el presente,
solo existe la perecedera realidad
y la perentoria necesidad de un sueño
que me deje soñar contigo
y oníricamente,
salvarte del destino.
Solo es un deseo.
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